30 de octubre de 2013

Virtual, Flavia Ricci

"El amor es como el fuego, 
que si no se comunica se apaga".

Giovanni Papini



Virtual corre. Corre, porque cree que si corre pronto escapará de Real. Real tiende su mano, honestamente, realmente, como es: real. Virtual corre y corre y escapa y cierra, le da Apagar a su vida y cree que así, todo queda allí. Real sigue dando vueltas en su cabeza como una posibilidad, Real. Y Virtual no puede escapar ni siquiera desapareciendo de esa virtualidad, porque la red se extiende, tan real, por su vida. Virtual comienza a pensar en Presencial. Y es así donde descubre todos sus miedos: Real sonríe, no es quien se opone a Virtual. Es Virtual, vaya, quien se opone a Presencial, quiere seguir siendo así, Virtual. Tan de sí, tan solitario, tan ajeno, tan desconcertante. Entonces Real mira a Presencial y ambos se alejan de Virtual. Virtual extiende su mano, pero ellos ni siquiera miran atrás: Virtual queda solo, en su terreno, ajeno, dudoso, triste. Y se da cuenta de lo que perdió: Real y Presencial, dos compañías insustituíbles en su vida. Porque Virtual quería sentir y sintió de forma Real. Quería amar y quizás alguna vez amó de forma Presencial. Ahora no. El miedo recubre toda su vida y las dudas se apropian de su mente. Nada de eso interesa a Presencial o a Real, porque su vida es una, la que es y eligen que sea.


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