22 de marzo de 2007
Chicos delivery, Flavia Ricci
Los hombres deliveries acechan, proponen, están. Uno, que con su propuesta de encuentros ocasionales olvidó que su acuerdo incluía regularidad, y con eso no transo. Otro que con su touch&go periódico e insuficiente me desgarraba por el resto del tiempo en que no aparecía. Otro que estaba dispuesto a todo, a tanto que en ese todo se olvidaba de lo que yo realmente quería (y de lo que jamás, nunca, querré). Los hombres delivery proponen, esperan, a veces disponen. "Voy para allá", me dicen, se dicen. Y yo, que con estos 31 recién estrenados y a punto caramelo espero y aspiro, miro a esos hombres delivery y me veo años atrás, mujer delivery. Pero ahora, años más y en Buenos Aires, tengo claro que los delivery son eso, entregables: abro el papel, quito el moño, veo qué hay dentro de la caja y simplemente, si me apetece, lo consumo. ¿No es eso lo que quieren los delivery?
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