20 de noviembre de 2006

Brazos de gancho, Flavia Ricci

Se miran, a cierta distancia. Se observan, con recelo y desconfianza. Se acercan, se alejan, se huelen, respiran, se miran, se celan. Se acercan y clavan los brazos alrededor del cuello del otro como si fuesen un gancho, y manteniendo los cuerpos separados a una prudencial distancia. Se huelen, se sienten, se acercan, se aflojan, se abrazan con sus brazos de gancho. Y ya nada ni nadie puede separarlos. Se encuentran.

No hay comentarios.: