27 de noviembre de 2006

Abençoada por deus, Flavia Ricci

Y así se sintió por esas "causalidades" que se ponían en su camino. Ese sms que hizo más ágil su viernes, ese mail que aventuraba un encuentro, un "cómo estás", un Palermo más. Y luego aquella tarde en que, azarosamente, fue a aquella librería de Belgrano, alzó la vista y lo vio. F, M, F ... Tenía nuevamente un abecedario, aunque ya no se sentía como antes para barajar los naipes. Comenzó a balbucear las vocales, las consonantes. Camino a su casa pensó, con gusto a nuez en la boca, qué bueno verle. Sólo eso, que su Buenos Aires tuviera un poco de sus Ramblas, en donde la gente que ama la ciudad se cruza. Bailando, cenando, andando, por la gran ciudad.

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