28 de enero de 2014

Rayuela, Julio Cortázar

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste muchísimo, sobre todo para meterlo en las costillas de la gente en el metro y en los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pintos o en un dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche...

27 de enero de 2014

Op Oloop, Juan Filloy

Juan Filloy
El amor, igual que la sangre, constituye un carácter biológico permanente. Cada ser pertenece a un tipo preestablecido de amor; apto por lo pronto para verterse en sujetos afines y para verterse en seres disímiles conforme a postulados psicológicos intergiversables. La transfusión del amor se efectúa de manera más o menos parecida a la de la sangre. Lo mismo que ésta determina cuatro tipos hemóticos en la especie humana, el amor agrupa al individuo en cuatro categorías eróticas: pongamos A, B, C, D. El amante tipo A es siempre tipo A, o siempre del tipo C o del D. Lo curioso es que el problema de la transfusión del amor no ha sido abordado todavía. Social y eugenésicamente sería útil. Cuando la simpatía está en camino de cristalizar en amor, los enamorados deberían concurrir a un psiquiatra especializado -al amorisconsulto- que dictaminara el acierto de la elección, a través de las tendencias de sus respectivas libidos. Existen almas dispares, astutas en el juego de disimular esa disparidad. Existen temperamentos que aglutinan o disuelven lossentires ajenos. La conjunción perfecta en el amor es obra de un estudio que, la mayoría de las veces escapa a los novios. La inyección sanguínea no se realiza cuando la sangre de uno y otro no opera el milagro asimilatorio. ¿Por qué, entonces, no reglar las inyecciones del espíritu? Al grupo A, formado por "receptores universales", puede llamársele gráficamente el "grupo egoísta". Las personas de ese tipo son aptas para recibir el amor de todo el mundo; pero no lo pueden transfundir más que a personas de su categoría (...) En oposición a este grupo, figura el D, que corresponde a los "altruistas", a los "dadores universales", cuyo amor se transfunde a todo el mundo, pero que no pueden recibirlo más que de personas del grupo suyo (...) Los grupos B y C, que pueden recibir amor de los grupos B, C y D, están integrados por los amantes standard, a quienes atan espesas conveniencias y pasiones ordinarias. A veces, cuando reciben un amor altruista, se transfiguran pomposamente en la pantalla de la vida.

17 de enero de 2014

Palabras, Flavia Ricci

Además de lo que yo leía entre un punto y otro, en sus oraciones, había palabras clave, que no escribía porque sí. Y en donde mis ojos caían sin dudarlo y el deseo sin remedio. Palabras que quedaban ancladas en mi mente, nada fortuitas. Era una dialéctica del deseo que emergía por medio de ese lenguaje escrito, que yo leía con sumo interés. Después participé de esos diálogos, y comenzamos a escribir. Y por último, cara a cara, una vez y para siempre pude verbalizar esas palabras. Mencionarlas. Y quedé fascinada con sus sonidos. Y quedé enamorada del deseo que emergía, producto de las palabras que ahora resonaban donde estábamos. Y cerré aquel día los ojos, en su compañía, con una media sonrisa. Repitiendo esas palabras hasta que quedé dormida.

10 de enero de 2014

Cafeína para dos, Malaci

(I)

Ninguna analogía será suficiente, no hay palabras que expresen las emociones, el sentimiento. Simplemente fluye, como fluyen mis labios por tu cuerpo, acariciando levemente tus manías, tus miedos y precauciones.
Amo ser contigo, amor, todo lo que quería ser y que había reprimido. Amo compartir contigo las noches, el café, las mañanas y los besos, despertar a tu lado y formar constelaciones con los lunares de tu cuerpo. Amo tus etapas, tus caricias, tus heridas y cicatrices, amo tus dolencias, tu coraje y tu furia. Amo tus letras, tu psique y tus actos. Te amo a ti, vida mía, porque eres tú, precisamente.


(II)

Te quiero con todas mis entrañas, amor mío. Y te juro que en las noches muero de hastío porque estamos, pero tú no estás conmigo y te extraño y me parece grosería alargar mi mano y no sentir la tuya todavía, acariciar mi cuerpo y no sentir tu aliento quemando cada partícula de mi piel; te deseo aquí, conmigo, con nosotros y lo que podemos ser.

(III)

“Ven, acompáñame esta tarde, tomemos nuestras manos y bebamos un café - dos, tres… -.

Esperemos a que llegue la noche y curemos, beso a beso, las heridas que el pasado nos

dejó; sanemos con caricias lo que la calle nos marcó, borremos los recuerdos. Seamos sólo

tú y yo.”


(IV)

Contigo no quiero París, ni Santiago, ni Roma. Contigo prefiero quedarme en casa, tomarte de las manos y guiarte a donde jamás has viajado; ida sin retorno, amor con insomnio, cafés de madrugada y sexo por placer. Contigo hasta enloquecer…

(V)

Admito que me gusta cuando la gente nos rodea y me desnudas con la mirada, porque lejos de arrancarme las ropas mentalmente, me arrancas las palabras y eso es algo que pocos hacen.

(VI)

"Quiero quererte por completo; explorar tu alma, tu mente y tu cuerpo, encontrar cientos deescondites en tu piel y algunos atajos que vayan de tus ojos a tu boca misma.Quiero conocerte enteramente, con vidas y con muertes, de las prolongadas y las chicas, de las que te dejan sin respirar, con el cuerpo agitado y el corazón acelerado."






8 de enero de 2014

El cielo es de quien lo vuela, G. De Pösfay

La página 73 y la 77 se enamoraron. Sólo pudieron verse cuando se desprendieron del libro. Se leyeron, se vocalizaron, se discutieron. Vino la tormenta y se volaron, pero estaban cerca y con cada viento volvían a juntarse. La lluvia los mojó para siempre, y se metieron en la tierra, porque de dos hojas puede crecer un árbol. Un árbol grandote desde chiquito.

Así, Flavia Ricci

Te buscaba de una forma repentina, casi torpe.
Te buscaba con palabras, una verborragia infinita y nerviosa
cuando vos me dabas silencios
y yo me quedaba vacía
una vez que te ibas
tanto tiempo
tan lejos
tan de forma imprevista.
Te buscaba con sonrisas
y horas, fechas y días
cuando vos raramente 
en esos casos
aparecías
y sin embargo
allí estabas siempre
incluso en tus ausencias
Y aprendí
que así sos vos
y aprendí así a quererte
y a quererte así
sin conformarme
pero observándote
escuchándote
interesándome por vos
incluso cuando te levantás
y te vas
así porque sí
y yo sin más
te abro la puerta
detrás de mi más entera sonrisa
que se va con vos
como obsequio
hasta que vuelvas.
Así.