30 de noviembre de 2012

Juntos a la par, Flavia Ricci

Ella era para él un lugar donde ir a revertir sus huecos. Él se transformó para ella en un quiste que sobresalía en su vida. Y se notaba. Él buscaba llenar esos vacíos con ella. De la piel hacia adentro. Ella quitarse lo que le sobraba. De la piel hacia afuera. No estaban en un mismo nivel, uno buscando sumergirse y el otro queriendo volar. Hasta que un día ella vio más allá, otra persona, una mirada bastó. Para reconocerse en la chispa de sus ojos y tomarlo de la mano sonriendo. Fueron a la playa, a una playa desierta y amplia en donde no había nadie. Solamente el sonido de las gaviotas a lo lejos y las olas yendo y viniendo bañando la orilla virgen. Se recostaron al sol. Él apoyó su cabeza en el pecho de ella y la abrazó. No quiso sumergirse, ella lo supo y el corazón le dio un vuelco. Quiso estar con ella, simplemente, al mismo nivel. Juntos, a la par.

Playa para dos

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