24 de diciembre de 2013

Tuya y mía, Flavia Ricci

Tuya y mía
para siempre
un año
encima
de frente
atrás
a un lado
así has estado
con misterios
de mentira
con palabras
de mentira
con amores
de mentira
con una farsa que sí
era de verdad
y con este sentimiento
que era tan fuerte
de mi parte
pero tan solitario
tan unilateral
que quedó solo
frente a tu cínica sonrisa
tus oscuros principios
tu mundo hostil
ahora me pregunto
sabiendo incluso la respuesta
cómo pude creer
qué buscaba.
Tu palabra que coincidió con la mía
tu momento con el mío
tu deseo con el mío
tus días y noches con los míos
tuya y mía
para siempre
hubo un quiebre
donde no necesitaste mentirme más
era insostenible
donde te fuiste despojando
de tus palabras
o dejándolas vacías
y yo me preguntaba
viendo sus cascarones
qué contenido encerraban
por qué no estaba allí el significado
por qué amor, era tan vacío
si antes, poco antes,
esa palabra lo abarcaba todo
y cuando allí penetraba
encontraba sin dudarlo su significado
que tanto, tanto, tenía que ver con vos
Tuya y mía
para siempre
Mentira
era todo, todo
una gran mentira.



23 de diciembre de 2013

Cuentos de Eva Luna, I. Allende

Tú piensas en palabras, para ti el lenguaje es un hilo inagotable que tejes como si la vida se hiciera al contarla. Yo pienso en imágenes congeladas en una fotografía. Sin embargo, ésta no está impresa en una placa, parece dibujada a plumilla, es un recuerdo minucioso y perfecto, de volúmenes suaves y colores cálidos, renacentista, como una intención captada sobre un papel granulado o una tela. Es un momento profético, es toda nuestra existencia, todo lo vivido y lo por vivir, todas las épocas simultáneas, sin principio ni fin. Desde cierta distancia yo miro ese dibujo, donde también estoy yo. Soy espectador y protagonista. Estoy en la penumbra, velado por la bruma de un cortinaje traslúcido. Sé que soy yo, pero yo soy también este que observa desde afuera. Conozco lo que siente el hombre pintado sobre esa cama revuelta, en una habitación de vigas oscuras y techos de catedral, donde la escena aparece como el fragmento de una ceremonia antigua. Estoy allí contigo y también aquí, solo, en otro tiempo de la conciencia. En el cuadro la pareja descansa después de hacer el amor, la piel de ambos brilla húmeda. El hombre tiene los ojos cerrados, una mano sobre su pecho y la otra sobre el muslo de ella, en íntima complicidad. Para mí esa visión es recurrente e inmutable, nada cambia, siempre es la misma sonrisa plácida del hombre, la misma languidez de la mujer, los mismos pliegues de las sábanas y rincones sombríos del cuarto, siempre la luz de la lámpara roza los senos y los pómulos de ella en el mismo ángulo y siempre el chal de seda y los cabellos oscuros caen con igual delicadeza. Cada vez que pienso en ti, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre en ese lienzo, invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme largamente en esa escena, hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya no soy el que observa, sino el hombre que yace junto a esa mujer. Entonces se rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.

–Cuéntame un cuento –te digo.
–¿Cómo lo quieres?
–Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie.

19 de diciembre de 2013

Geometrías imprecisas, Flavia Ricci

No es que use las mismas palabras con las distintas personas,
es que en todas las personas veo un poquito de vos
y entonces les hablo con algunas palabras clave, ancladas
en tu historia y la mía:
permitime decir en la nuestra.
No es que llame a todas las personas para ver si aparece alguien,
es que te llamo a través de todas ellas, a vos.
Y lamento que no veas la diferencia
en ese trato especial
en ese lugar que ocupás
y de donde yo no te saco:
porque entonces
en tu creencia errada y errante, mezclás todo.
Y allí donde yo te proponía un círculo
vos me diste un triángulo
y justamente por eso, amor
ahora estamos en este cuadrilátero.
Geometrías imprecisas
¿Cómo creo en tus palabras?
si mezclás siempre todo
como si no pudieras ser vos
-y vaya que lo sos-
la persona en donde todo confluye.
Y justamente por eso,
la persona innombrable,
para que con algún truco lacaniano,
entonces, quizás, tal vez ...
no existas.